Cómo el Brexit afecta al medio ambiente

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La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha generado  incertidumbres en diferentes campos, por lo que muchos se preguntan cómo el Brexit afecta al medio ambiente. Los expertos auguran un gran impacto, como explicamos a continuación.

Cómo afecta el Brexit al medio ambiente

Cómo el Brexit afecta al medio ambiente: el fin de las políticas comunes

El primer efecto que generará la salida del Reino Unido de la UE es que aquella no tendrá que regirse por la normativa común en materia ambiental y energética, entre otras, de manera que podrá establecer estándares diferentes (más estrictos o más laxos, según sea el caso).

Esto generará no sólo confusión sino además que se tengan que aplicar dos regímenes a situaciones de la naturaleza que no conocen de fronteras, como por ejemplo en materia de protección de hábitats o migración de aves.

Si las políticas que se implanten a través de estas dos normativas diferentes son contrapuestas, se puede producir un verdadero desastre.

Cómo el Brexit afecta al medio ambiente: un caso concreto

Un sector en particular donde veremos cambios importantes a raíz del Brexit es en el de la energía. En efecto, hasta ahora el Reino Unido ha tenido que seguir las políticas de la UE no muy proclives a la energía nuclear y al fracking. Sin embargo, los políticos ingleses son partidarios de una mayor utilización de éstas, en detrimento de las renovables.
¿Qué implica esto para los demás países europeos? En primer lugar, quedar expuestos a una mayor posibilidad de contaminación nuclear por la cercanía de Gran Bretaña.

En segundo lugar, más contaminación a nivel mundial, al no utilizarse fuentes menos dañinas. Sin contar con las inversiones que se dejarán de hacer en energías renovables, en las que varias empresas europeas (incluyendo españolas) tenían puestas la vista.

Cómo el Brexit afecta al medio ambiente: no todo es negativo

Frente a este panorama nada alentador, alguna cosa hay positiva. Una de ellas tiene que ver con la posición de los países “fuertes” de la UE (Alemania y Francia) de exigir que los países de reciente incorporación (léase Europa del Este) se adapten cuanto antes a la normativa ambiental común.

Por el contrario, el Reino Unido ha apoyado a éstos últimos para que ese proceso sea más lento. Con el Brexit se supone que en Bruselas triunfará, a partir de ahora, una política de exigir un cumplimiento de la normativa ambiental más estricto, lo que es positivo para la ecología.

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